martes, 29 de octubre de 2013

Vendedores de libros, vendedores de vida

«¡Dios!», dijo, «cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estás vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe todo, el cielo y la tierra, en un libro de verdad, quiero decir. ¡Repámpanos! Si en lugar de librero fuera panadero, carnicero o vendedor de escobas la gente correría a su puerta a recibirme, ansiosa por recibir mi mercancía. Y heme aquí con mi cargamento de salvaciones eternas. Sí, señora, salvación para sus pequeñas y atribuladas almas. Y no vea cómo cuesta que lo entiendan. Sólo por eso vale la pena. […] Eso es lo que este país necesita: ¡más libros!»

Christopher Morley
La librería ambulante, Periférica


jueves, 3 de octubre de 2013

Cuentos de Ciudad Esmeralda


Dejadme que comparta con vosotros la noticia del día: ya está a la venta el libro benéfico Cuentos de Ciudad Esmeralda. Se trata de una antología de 35 cuentos infantiles que Mensajeros de Oz seleccionaron hace unos meses de entre los más de cien participantes en un concurso convocado con un motivo más que emocionante: apoyar a la Fundación Luis Olivares en su lucha contra la leucemia infantil. 

Desde el primer momento, el proyecto, capitaneado por Leara Martell, me conquistó y me animé a participar escribiendo un cuento infantil. La fortuna quiso que lo seleccionaran y hoy la historia de mi pequeña Emma forma parte de este precioso libro solidario, lleno de sueños, esperanzas, letras mágicas e ilustraciones maravillosas.

En los últimos meses, he sido testigo de todo el esfuerzo y la ilusión que hay detrás de estas 314 páginas que hoy emprenden el camino hacia los lectores. ¿Serás tú uno de ellos? 

Por menos de 10 euros, puedes comprar tu pasaje a Ciudad Esperanza aquí.

Gracias por hacerte cómplice de los Mensajeros de Oz compartiendo esto.

martes, 3 de septiembre de 2013

La inmortalidad del cangrejo, de Fernando J. López

La inmortalidad del cangrejo
Fernando J. López
Editorial Baile del Sol
Año 2013
186 páginas
12,00 €









Termino de leer La inmortalidad del cangrejo y la frase que se instala en mi mente es aquella de Georges Braque que decía eso de que «El arte es una herida hecha luz». No es un cuadro, es la última novela de Fernando J. López, pero la lectura de sus páginas produce el mismo efecto que la contemplación del lienzo que nos conmueve y que agita nuestro estado de reposo por el magistral trazo del pincel. 

No me detendré a explicar la trayectoria del autor, ni sus virtudes narrativas, ni los datos de su biografía. Quien quiera saber quién es Fernando J. López que lo busque en Google, o en redes sociales, o en reseñas pasadas de este blog, o en el teatro Infanta Isabel de Madrid donde se representa ya la tercera temporada de su Cuando fuimos dos, o en el instituto madrileño donde imparte clases… Esta vez seré breve. Sólo deseo contaros que leer esta novela, además de acelerar el pulso hasta la taquicardia y el amago de infarto, puede llegar a doler. Quizá debiera avisarse en la portada como se hacía antes en los telediarios (ya no hay nada que no hayamos visto, nada que pueda sorprendernos) cuando se advertía de que «las imágenes que van a ver a continuación pueden herir su sensibilidad»; y es que ante las páginas del cangrejo uno se derrumba al identificar como propios los escombros de la conciencia de Alfredo, Alfredito, la voz que en primera persona narra una historia que, al menos en su parte emocional, no nos resulta demasiado ajena.

«Es cómodo ver mis vicios en su piel, así no tengo que meterme en la mía». Eso pensaba Alfredo al presenciar las idas y venidas de su amigo Edu, ese que desaparece misteriosamente un día y se convierte para el protagonista en la excusa perfecta de una autobúsqueda  inaplazable. Alfredo, de 23 años, con un trabajo basura, un novio a distancia (geográfica, cronológica y existencial), una familia a la que no soporta y los cimientos de unos sueños por construir, se mira en Edu mientras el lector (especialmente de mi generación) se descubre en él mismo, en esa conciencia narrativa que retransmite en directo la amenaza de un derrumbamiento personal, coetáneo al desplome de las Torres Gemelas en el fatídico e histórico 11-S que mató la posibilidad de que el nuevo siglo fuera menos absurdo que los anteriores. Hundimiento mundial y personal, real y metafórico, económico y moral. La novela trata el tema de la violencia en todas sus dimensiones: social, laboral, sexual, sentimental, económica, psicológica…, usando como detonante el 11-S, el símbolo vivo más terrible de nuestra propia decadencia.

El protagonista, Alfredo, un Fausto contemporáneo, desciende a los infiernos por el camino del ansia de sí mismo, del deseo de la posesión amorosa y del torbellino de violencia que envuelve al mundo y lo contagia todo, despertando adicciones, egoísmos y otras cobardías.

Los personajes de la novela se identifican con la actual generación de treintañeros que asistieron al hundimiento del sistema en el momento en que les tocaba alzar el vuelo; sus regodeos dolorosos quizá nos resulten familiares. Los hijos desheredados del siglo XXI somos las arpas de Bécquer que en una esquina del salón, silenciosas y cubiertas de polvo, esperamos que nos llegue el turno de interpretar la partitura de la vida que compusimos (o creímos componer) durante años. Pero la personal banda sonora de la prole del nuevo milenio se duerme sobre las cuerdas sin esa mano de nieve que las arranque de una vez por todas. Leemos la historia de Alfredo y caemos en la cuenta de que somos ese instrumento maldito y abandonado, que en el pasado soñó con un futuro concierto ideal y que ahora despierta en una realidad precaria para seguir desafinándose día tras día, año tras año, sin ser tocado. Los actores de la obra nos muestran (como en un espejo enfrentado nuestro propio rostro) la toxicidad de actitudes como la autocompasión, la resignación y el estatismo vital ante un universo que parece destinado a no avanzar jamás.


Es inevitable leer la obra de Fernando J. López y no sentir la herida de la inmortalidad del cangrejo, el silencio del arpa becqueriano. La lectura de estas 186 páginas, oscuras en tono pero de lenguaje directo y ligero, nos asesta certeramente la cuchillada catártica (con 23 puñaladas exactas) que viene a rasgar el negro velo de nuestro horizonte sombrío para señalarnos en la herida un camino de luz, la voz poderosa que pronuncia el sanador «levántate y anda». 

jueves, 13 de junio de 2013

Sólo un pie descalzo, de Ana María Matute

Título: Sólo un pie descalzo
Autora: Ana Mª Matute
Ediciones Destino
267 páginas
Ilustraciones de Albert Asensio












Ya había leído la historia de Gabriela hace años, cuando yo misma era una niña poco mayor que ella; y me había fascinado la magia que la rodeaba, la dulzura de la prosa con que su madre literaria había narrado sus sorprendentes peripecias. Habían pasado muchos años –décadas incluso- desde que mis ojos recorrieron por primera vez la geografía de este cuento de Ana María Matute y apenas recordaba ya los detalles de su argumento. Lo que sí se mantenía vivo en mi recuerdo era la etiqueta mental que entonces le había dado: “libro para leer en voz alta”. Déjenme que les aclare que en mis primeros años como lectora –casi también coincidentes con los primeros de vida- sin más criterio literario que el repeluco de mis propias entrañas, solía clasificar los libros que leía con etiquetas tales como:
-“Malo. Olvidarlo.” (Y nunca más se sabía de ellos, caían en el agujero negro de los libros que no se habían escrito para mí.)
-“Ahora no me gustó. Leer más adelante.” (En estos casos había cierta esperanza, pues solían ser libros que por mi edad no llegaban a atraparme pero que intuía que podían hacerlo en el futuro. En la mayoría de los casos, no me equivocaba.)
-“Bueno. Lectura rápida, entretenida”. (Solían ser libros que me gustaban sin más, pero que sabía que –con todo lo que había por ahí pendiente para leer- no me ocuparía en releer jamás.)
-“Excelente. Para leer en voz alta”. (Estos eran los mejores, los que se disfrutaban, se saboreaban en voz alta, como si estuvieran hechos de música. Eran libros con los que no me importaba pasar horas, leer con lentitud, y al terminarlos sabía que algún día volveríamos a encontrarnos.)

Pues bien, con Sólo un pie descalzo así ha sido. Gracias a Ediciones Destino que ha emprendido el genial proyecto de reeditar nueve cuentos infantiles clásicos de la Matute, se ha producido el reencuentro. Ya están en librerías los dos primeros: El saltamontes verde y el aquí reseñado Sólo un pie descalzo. A ellos seguirán próximamente: Paulina, Caballito loco, El país de la pizarra, El aprendiz, El polizón de Ulises, El verdadero final de la Bella Durmiente y Carnavalito. El resultado de los dos primeros títulos ha sido una edición maravillosa, cuidada con el mimo de quien sabe el valor de lo que tiene entre las manos, con una disposición muy limpia del texto encuadrado escueta y elegantemente en cada página y, por añadidura, con el regalo visual de las ilustraciones que Albert Asensio ha concebido en perfecta consonancia con la esencia del propio texto y el alma de los personajes. En conjunto, un marco apetecible.


Sólo un pie descalzo narra la infancia de Gabriela, una niña que, por una razón desconocida incluso para ella misma, solía perder a menudo un zapato –y sólo uno, no los dos- provocando el enfado en los mayores y, consecuentemente, un sentimiento de tristeza y marginación en ella misma. Pero un día la pequeña descubre algo muy especial: que existe un país para seres con un solo zapato… o un asa rota, o sin tapadera, o con una pierna menos, o que simplemente quedaron anticuados, inservibles y olvidados del resto del mundo. Lo que ocurre una vez que traspasa esa puerta dejo que lo descubran personalmente.

Reencontrarme con Gabriela ha sido una experiencia deliciosa. No recuerdo qué extraje de su lectura la primera vez –más que aquella consideración de ser digna de leer en voz alta- pero hoy  por hoy he hallado en esta historia tierna y hermosa a la niña que fui, a esa persona nueva que descubre el universo de su alrededor y se enfrenta a su hostilidad con fantasía, esa pequeña que crece queriendo sólo que la quieran, a ratos maldiciendo y a veces anhelando su invisibilidad; la personita que encontraba en las cosas raras y únicas su esperanza particular.

Al leerlo es imposible no plantearse cuánto tiene Gabriela de Ana María Matute, la pequeña tímida y tartamuda que empezó a escribir con tan sólo cinco años y creció narrando mundos que le hicieron merecer premios como el Planeta, el Nadal, el Nacional de Literatura o el Cervantes. Parece fácil reconocer en esta protagonista algo o mucho de la eterna niña Ana María que hoy ocupa una silla en la Real Academia de la Lengua con la letra más rara de todas, la k.

Sólo un pie descalzo, al fin y al cabo, puede ser la historia de cualquiera que busca su lugar en el mundo y necesita que le recuerden que todos tenemos alguna tara, que como decía el final de aquella alocada película: Nadie es perfecto.

Recomendable lectura tierna y amable, dulce y melodiosa, para leer en voz alta. Ningún infante debería crecer sin conocer a Gabriela. En definitiva, un cuento infantil para niños sin edad.

lunes, 3 de junio de 2013

Cien de diez, de Enrique Barrero

En la ciudad donde habita el olvido de un modo especialmente cruel para los poetas (bien lo sabe el mismo Cernuda, que sufre el silencio administrativo hispalense en este 2013 cuando se cumplen cincuenta años desde que Paloma Altolaguirre encontrara su cuerpo inerte junto a una pipa y un libro de doña Emilia Pardo Bazán) se presentó la pasada semana en el corazón de tan ingrata urbe el nuevo poemario del que es, a mi juicio, uno de los grandes poetas sevillanos actuales: Enrique Barrero.

Conocí los versos de Barrero hace tiempo cuando descubrí su blog “De cimas y subsuelos” a través de la bitácora de Enrique Henares (al que desde aquí agradezco que siempre me descubra nuevos gozos lectores y permita que saquee su biblioteca a mi antojo). Pues bien, en el mencionado blog el autor cumplía el titánico reto de componer una décima diaria, lográndolo de manera admirable desde el 7 de marzo de 2010 hasta el 30 de noviembre de 2012 sin interrupción. Como resultado de tamaña hazaña conservamos el tesoro de mil décimas maravillosas que siguen a día de hoy albergadas en el sitio http://decimasysubsuelos.blogspot.com.es/ para deleite de todo navegante ávido de versos.

Fruto del ejercicio lírico constante que el poeta realizó durante esos mil días, hoy tengo entre mis manos el poemario Cien de diez, recopilación de cien de esas décimas, agrupadas en diez bloques de diez poemas conforme a la temática inspiradora. Punta Umbría, la luz del mar, estampas andaluzas, vivencias cofrades, esquinas hispalenses, familia, maestros, menudencias, el tiempo y los sentimientos de hondura son los ejes sobre los que se organiza la obra. Cien décimas en las que queda patente la soberana capacidad de Enrique Barrero para reconstruir la vida propia con arquitectura de versos, traduciendo recuerdos y emociones que todos cosechamos como sólo los elegidos pueden hacerlo. Como muestra, a continuación algunas de mis debilidades personales escogidas:

HIJA MÍA

Hoy has nacido, hija mía.
Hermana de dos hermanos.
En esas pequeñas manos
cabe toda mi alegría.
Es este tu primer día
como un milagro pequeño.
Mira el mundo –te lo enseño-
o, mejor, duerme en mis brazos,
que está el mundo hecho pedazos
y yo velaré tu sueño.


ROSARIO DE MONTESIÓN

Perla blanca. Escala al cielo
por el nácar de un rosario.
Transparente relicario
donde cabe todo anhelo.
El mundo va a ras de suelo
con sus lodos y sus barros
pero todos los desgarros
me los alivia tu cara,
bendita mirada clara
de la Plaza de los Carros.

VIEJA BICICLETA

Oxidado el manillar
y pinchadas las dos ruedas
no recorres las veredas
que lindaban con el mar.
Hoy de aquel pedalear
queda poco, apenas nada.
Abatida y desinflada
junto a tristes trastos viejos
tus pedales son espejos
de una infancia arrinconada.

Para quien no conozca al autor, Enrique Barrero Rodríguez nació en Sevilla en 1969 y es escritor, poeta y profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de la citada ciudad. Su primer libro de poemas vio la luz en 1995 bajo el título Colección de sonetos para un sueño. A este siguieron: Breve nombre de amor (1996), Cien sonetos de amor (1996), Mejor indiferencia que esperanza (1998), La luz en tu mirada (1998), El tiempo en las orillas (2000), Poética elemental (2002), Varón de Dolores. Poemas de la Semana Santa de Sevilla (2005), Sur adentro. Acuarelas y poemas (2005), Fe de vida (2007), Liturgia de la voz abandonada (2009) e Instantes de la luz (2011). En su currículum literario, los premios poéticos recibidos ocupan varias páginas; imposible citarlos todos sin que el lector se agote en el repaso.

Los versos en Cien de diez demuestran una vez más la calidad de su autor, calidad literaria y personal; porque en la lectura de estos poemas es inevitable percibir -entre metáforas, encabalgamientos, anáforas y sinestesias- la humanidad del hombre que los ha compuesto, ese “yo poético” que se nos revela entrañable y generoso en una exposición sincera de su intimidad. Poesía clásica y poesía humana, con la verdad del corazón y la vida ondeando como bandera de una patria lírica exquisita y distinguida de la que don Enrique Barrero es justo gobernante. 

lunes, 27 de mayo de 2013

El arcabucero nº61, de Daniel Jerez Torns

Título: El arcabucero nº 61 
462 páginas 
Novela de ficción y misterio






El 17 de julio de 1642 sesenta y un arcabuceros de Yecla fueron enviados a Vinaroz con el fin de detener el avance de las tropas francesas. ¿Sesenta y uno? ¿Por qué esa cifra y no un número exacto? Quizá el arcabucero número 61 fuera un infiltrado de última hora con una misión especial: recoger y custodiar un artefacto ideado por el gran Galileo Galilei, capaz de cambiar el curso de la humanidad.

Siglos más tarde, la fascinación por la figura y el trabajo del genial Galileo unirá el destino de unos desconocidos que, a  través de un grupo de Facebook  llamado Los Celadores, compartirán sus inquietudes y conocimientos sobre el tema. Algunos de ellos pagarán con su propia vida esta curiosidad compartida. 

Valeria Soto, una brillante e intrépida profesora de Física, decide ir más allá de las teorías e investigar qué misterio se esconde tras la leyenda de ese arcabucero número 61. Pronto, entenderá que la investigación que ha iniciado de manera inocente no es ningún juego. Ella y su exnovio, Adrián Barral, un sosegado técnico de riesgos laborales que se ve envuelto en la trama de manera accidental, se convertirán en el punto de mira de un asesino sin escrúpulos que pretende beneficiarse del enigmático invento.

El arcabucero nº61 es una novela de intriga y misterio, con mucho de pseudohistórica (no en vano se advierte en cada capítulo la amplia y bien fundamentada documentación del autor) y algo de fantástica, con buenos tintes de novela negra.  

El tiempo de la narración se mueve a saltos entre los hechos contemporáneos y la raíz de estos en el siglo XVII. 

La trama es absolutamente genial, te va atrapando a medida que lees y al final recompensa la lectura pues todas las piezas encajan a la perfección dando como resultado un puzle original y muy interesante. El arcabucero nº61 bien podría llevarse a la pequeña o gran pantalla pues la historia tiene todos los ingredientes para convertirse en una serie de éxito de las que enganchan al público capítulo tras capítulo. Así ocurre en la lectura: el lector irá investigando a la vez que lo hace el personaje de Adrián, este irá respondiendo a las preguntas que van surgiendo en nuestra mente, convirtiéndose en nuestro cómplice absoluto dentro de la novela. Nunca sabremos como lectores ni más ni menos que él. 

Una pieza fundamental de la novela será la ciudad de Yecla, centro de la trama. Como espacio  está muy bien descrito y definido casi como un personaje más. 

Daniel Jerez Torns es el autor de esta intrigante historia, barcelonés polifacético que compagina la escritura con su trabajo de técnico en Prevención de Riesgos Laborales, muy presentes en la novela. El arcabucero nº61 es su primera gran obra, y sin duda no será la última. Personalmente, confío mucho en el potencial de este escritor pues he visto mejorar su prosa a medida que avanzaban las páginas y sé que tiene lo imprescindible para continuar evolucionando: interés comprometido, pasión por la escritura y una mente creativa extraordinaria. Desde aquí le animo a que persevere en su trabajo con las palabras y nos siga dando historias tan fascinantes como esta.

Y a vosotros, lectores, os animo a leer El arcabucero nº61 y a convertiros junto con Adrián y Valeria en un celador más. Os aseguro que cuando terminéis la lectura tendréis deseos de viajar a Yecla.

domingo, 19 de mayo de 2013

La levitación, de Guillermo Sánchez


La levitación, de Guillermo Sánchez
Editorial Jirones de Azul, Sevilla, 2012
Novela histórica
443 páginas







La levitación, ópera prima del periodista Guillermo Sánchez, es la novela histórica sevillana que ningún lector interesado en el pasado de la capital andaluza debe ignorar. La trama principal desarrolla el último gran proceso inquisitorial contra los iluminados. Leer La levitación es como abrir una ventana a la Sevilla del siglo XVII y sentarse a contemplar la vida diaria en la ciudad de la confusión y el mal gobierno, en plena decadencia de la Edad de Oro hispalense, cuando –según palabras del Padre Medrano- el corazón del mundo latía sin compás.  

La lectura de La levitación nos eleva sobre una ciudad mítica donde lo real maravilloso está tan presente como en esa tierra americana que inspirara el siglo pasado el nacimiento literario del Realismo Mágico. Desde los primeros capítulos de la novela, Sevilla es el Macondo europeo, universo amurallado que alberga en una amalgama irrepetible supersticiones, recetas mágicas, remedios caseros, chocolate y especias, desfiles de samuráis, falsos ciegos, buhoneros, malandros, pícaros, dictadores inquisitoriales, verdugos, genealogías manipuladas y estirpes malditas; un crisol donde lo maravilloso se hace real porque lo real es maravilloso. En Sevilla nada hay que inventar. La verdad supera cualquier ficción que pueda pensarse. La levitación de Guillermo Sánchez da habida cuenta del realismo mágico sevillano.

El protagonista de la historia es Juanelo, el pillo al que da de beber el pictórico aguador de Sevilla velazqueño. Su apoyo será otro personaje también huido de un cuadro del mismo pintor: Jusepe, el niño que sujeta el melón junto a la vieja friendo huevos. Juanelo y Jusepe, tan inseparables como Ciprión y Berganza, como Campuzano y Peralta, serán los Zipi y Zape de la Sevilla acosada por los inquisidores, la inmundicia, la peste y el hambre. Juntos lucharán ante la adversidad, bajo el cobijo de la perseguida imprenta de Bernardino Monroy y su esposa Catalina de Asís, auténticos reeducadores de los potenciales pícaros que a su lado aprenden, entre otras cosas, el amor por los libros.

Como curiosidad, a lo largo de la lectura encontraremos el germen de la actual Semana Santa sevillana con el relato del Vía Crucis del templete de la Cruz del Campo, la procesión de empalados, la primera salida del Cristo de Pasión de Juan Martínez Montañés… De hecho, gran parte de la novela transcurre entre el Viernes de Dolores y el Jueves Santo en la Plaza del Museo. 

Sorprende que esta sea la ópera prima literaria de Guillermo Sánchez pues demuestra, en las más de cuatrocientas páginas que ocupa la novela, dominar una prosa exquisita y una gran capacidad narrativa. En la obra lo descriptivo pesa más que la acción y, si bien esto podría hacer que la lectura perdiera amenidad al ralentizar el ritmo, es tal la riqueza de su estilo que en ningún momento deja de disfrutarse. La novela conforma toda una realidad completa a base de detalles minuciosos que dejan en bandeja de plata la tarea reconstructiva de la imaginación del lector. Todo está en la obra: olores, colores, utensilios, sentimientos, vicios, ingredientes, calles, espacios, personajes… Todo para confirmarnos que la máxima de Ovidio era más cierta que nunca en aquella Sevilla en la que había que pedir permiso para obrar milagros, pues demostrado quedó que la muerte causa menos dolor que su espera

La levitación no es solo un inventario perfecto de la ciudad que, como cantara Silvio, el dogma de la Inmaculada Concepción antes que Roma proclamó, sino también un completo glosario de palabras olvidadas que tuvieron vida antaño y que hoy apenas perviven en la nomenclatura callejera (Alfaqueque, Badulaque…) o ni siquiera en ella. Como amante del lenguaje, he disfrutado mucho de la resurrección de estos vocablos cuyo significado intuimos fácilmente por el contexto o por las adecuadas notas al pie de páginas. El uso de estos términos, contemporáneos a lo que se narra, añaden si cabe mayor realismo y valor al relato histórico.

En definitiva, esta es una novela que merece la pena leer si buscas una obra madura, completa, redonda, documentada con rigor y profundidad y relatada con maravilloso estilo. Si te interesa la Sevilla del XVII, leer La levitación será la manera más directa de presenciar la vida decadente de la que fue capital del mundo y embarró su dorado esplendor con los lodos de la inmundicia corrupta. Tomen en sus manos la obra de Guillermo Sánchez, entréguense a la levitación que les dará la mejor vista de pájaro sobre la ciudad que heredamos.


martes, 14 de mayo de 2013

Redescubriendo a Stefan Zweig


Stefan Zweig (1881-1942), judío cosmopolita, brillante intelectual, escritor completo y destacado en todos los géneros. Fue uno de los autores más populares de la Europa de entreguerras, para después caer como tantos otros en el olvido. En los últimos años, las reediciones de sus obras (gracias, Editorial Acantilado) han permitido que los lectores actuales redescubramos a este pacifista que desde su literatura abogó por la concordia europea. 

Apasionante biografía

Bajo el título El mundo de ayer. Memorias de un europeo, Stefan Zweig narra una especie de autobiografía en la que lo fundamental, por encima de las peripecias personales, es el retrato de esa Europa donde se produce la derrota de la civilización y la cultura acaba sucumbiendo a los instintos. Fue escrita en 1940 desde el Brasil que acogió su exilio, mientras sus obras sufrían la prohibición en su Austria natal tras haber vivido el éxito y la fama mundiales. 

El primer título que Zweig pensó para su biografía, Mis tres vidas, pone de relieve los tres periodos claros en los que puede dividirse su vida: primero, los años de crecimiento intelectual en Viena, su ascenso literario y sus viajes hasta la I Guerra Mundial; segundo, las dos décadas de constante trabajo y éxito; y tercero, el exilio que, ante la barbarie de la II Guerra Mundial que destruía Europa, acabaría con el propio suicidio de Zweig y su esposa. 

En cuanto a su estilo, el mismo Zweig en esta obra nos habla de su concepción literaria: "Soy un lector impaciente y de mucho temperamento. Me irrita toda facundia, todo lo difuso y vagamente exaltado, lo ambiguo, lo innecesariamente morboso de una novela, de una biografía, de una exposición intelectual. Sólo un libro que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, me proporciona un perfecto deleite. Nueve de cada diez libros que caen en mis manos, los encuentro sobrecargados de descripciones superfluas, diálogos extensos y figuras secundarias inútiles, que les quitan tensión y les restan dinamismo".

Los libros de Stefan Zweig pasaron de ser de los más leídos en Austria y Alemania a silenciarse proscritos, perseguidos y olvidados en su propia tierra. El 10 de mayo de 1933, la plaza Bebelplatz de Berlín vio arder unos 400 000 libros (supuestamente antigermánicos). De entre los autores más castigados en aquella hoguera destacó Stefan Zweig, que no sólo era de origen judío, sino que abogaba en sus obras claramente a favor de la libertad y el Humanismo. Hoy el mundo aún no ha olvidado lo que vino después, horrible cumplimiento de lo que proféticamente Heinrich Heine había escrito un siglo antes: “Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”.



Carta de una desconocida

"Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora".


Probablemente son las 66 páginas más intensas que he leído en mucho tiempo. En tan poco espacio se narra (en primera persona a través de una carta desesperada que no espera respuesta) una historia de amor donde tienen cabida no solo los sentimientos románticos sino la crudeza de la vida de una mujer que se ve arrastrada por un amor que supera la propia realidad. ¿Puede haber alguien desconocido que nos ame con una pasión incondicional? ¿Puede ese amor que despertamos cambiar radicalmente la vida de alguien a quien ignoramos? Os invito a dedicarle un par de horas a la lectura de esta historia que os atrapará y os llevará a bordo de una montaña rusa de emociones contadas desde la más pura honestidad y sencillez.

A modo de tráiler os dejo un video sobre la adaptación al cine que en 1948 realizó Max Ophüls de la obra de Zweig:

                               

Mendel el de los libros

Si Carta de una desconocida me encantó, Mendel el de los libros me enamoró por completo. Escrito en 1929, narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado a la misma mesa en un café de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. 

La obra comienza con el narrador en primera persona que se refugia de la lluvia en uno de los muchos cafés vieneses. Dentro, empieza a tener la sensación de que ha olvidado algún recuerdo de aquel lugar, algo faltaba allí… efectivamente, el viejo Mendel el de los libros no estaba. ¿Qué había pasado con él? Ese enigma se irá resolviendo en las páginas siguientes, altamente recomendables.

Este es uno de esos pequeños libros deliciosos que se disfrutan de principio a fin. El retrato que hace del viejo librero es absolutamente exquisito:
El hecho de poder tener un valioso libro entre las manos significaba para Mendel lo que para otros el encuentro con una mujer”. (Página 26)

En su mundo superior de los libros no había guerras, ni malentendidos, tan sólo el eterno saber y querer saber aún más números y palabras, títulos y nombres”. (Página 42).

Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido”. (página 57).


Conclusión

Stefan Zweig es una apuesta segura, sin más. Acérquense a alguna de sus obras y encontrarán palabras que les tocarán la piel.

jueves, 2 de mayo de 2013

Las vidas que inventamos


LADY_MACBETH: Hola!

MISS_YOU: Qué tal?

LADY_MACBETH: Bien. ¿Leíste ya la novela que nos recomendó Ana?

MISS_YOU: Uff, no… pereza. Está bien?

LADY_MACBETH: Yo me la leí de dos sentadas. Intrigante al máximo. No la puedes dejar.

MISS_YOU: Pero ¿de qué va? Ana se pone muy pesada con sus lecturas. No la escuché cuando nos lo contaba, la verdad.

LADY_MACBETH: Jaja… ya ya. Te paso el video con el tráiler:




MISS_YOU: Ok. Tiene buena pinta, pero no me llama del todo. Dime algo más o no me la leo.

LADY_MACBETH: Pues no te la leas. No te voy a obligar. ¡Tú te lo pierdes!

A Gaby ya no le divierte su profesión. Ni su matrimonio. Ni sus amigas. Ni, mucho menos, la fidelidad. Pero se esfuerza en creer que no es así.

A Leo, su marido, tampoco le llena la vida familiar, pero sí le gusta la imagen de triunfador que se ha labrado a base de traiciones.

Su red de mentiras y autoengaños parece funcionar hasta que Gaby decide que ya no es suficiente y Leo comete un terrible error. Así, mientras ella busca en chats encuentros sexuales con desconocidos, él intentará que sus actos no salgan a la luz... al precio que sea.

MISS_YOU: Acabo de leer la sinopsis…  Mentiras, crisis matrimonial, sexo con desconocidos… qué novela más moderna, no? Por cierto, el de la portada es clavadito a Aitor Ocio. Mmmm… me está ganando por momentos...

LADY_MACBETH: Te leerías el libro solo porque sale un tío bueno en la portada. ¡Gran criterio el tuyo!

MISS_YOU: Ya saltó la culta. A ti y a Ana os van a dar un premio por sabiondas. No sé por qué sois amigas mías…

LADY_MACBETH: Tonta 

MISS_YOU: Y qué ha dicho "Doña Crítica" en el blog?

LADY_MACBETH: Ahí llevas la reseña que hizo:

Las vidas que inventamos, Fernando J. López
Espasa Narrativa, 2013
282 páginas

Novela en tres actos.

Actores principales: Gaby y su marido Leo.

Protagonista de la obra: la mentira.

Se abre el telón. Leo comete un trágico error que intentará ocultar y manipular con una cadena de mentiras que acabarán cambiando el argumento de algunas vidas, incluida la suya. En la siguiente escena, su mujer Gaby chatea con un desconocido en busca de emociones. A partir de ahí, se sucederán las escenas en las que alternativamente Gaby y Leo monologarán como narradores de sus propias historias, mintiendo al lector, a los espectadores de su vida, y sobre todo a ellos mismos.

Tiene gracia que la mentira resulte, tan a menudo, mucho más creíble que la verdad (página 198). Y sí, esta obra de Fernando J. López resulta realmente creíble. A ello contribuyen unos personajes perfectamente desarrollados. Es destacable la concreta y exacta delimitación de ambas personalidades: no solo en sus características (Gaby es más emocional y más valiente frente a un Leo cínico y cobarde) sino incluso en su discurso (sabemos con solo una frase si está narrando uno u otro, algo que me parece francamente difícil de conseguir y que está logrado con maestría). Cada uno con su propia voz comparte con el lector todo aquello que no comunica al otro, de modo que asistimos a la crisis de un matrimonio que se desmorona más por lo que no se dicen que por las discusiones que mantienen.

Una de las grandes virtudes de la novela es precisamente su realismo. Es paradójico que una obra sobre la falsedad de la vida resulte una ficción tan real y verdadera. El lector cree cada palabra, a veces incluso hay que esforzarse por no caer en las mentiras que se le cuentan a sabiendas de que lo son. El realismo de Las vidas que inventamos se mueve en la contemporaneidad de nuestra era de las comunicaciones, sirviéndose de muchos de los elementos 2.0 que usamos a diario (WhatsApp, email, chats, sms, etc.). Fuera de la novela, la propia Gaby tiene un blog personal y una cuenta en Twitter.

Obra en clave de thriller con ritmo trepidante, con tintes de humor negro, de fácil y agradecida lectura que no solo entretiene (y mucho) sino que también invita a la reflexión personal. Lo mejor de la novela, en mi opinión, es la manera de transmitir el tema de la mentira: sin juicios ni sentencias, sin adoctrinamiento. El autor deja libertad absoluta a los lectores para que formen sus propias conclusiones al final de este juego de mentiras y verdades del que somos partícipes en todo momento.

La impunidad es el signo de nuestro tiempo (página 99). Leo encarna en sí el modelo de corrupción social que, por desgracia, tan presente tenemos hoy. Él es el representante de la mentira en su vertiente económica, social, profesional. Por su parte, Leo –la Madame Bovary 2.0- es la abanderada de la falsedad más emocional y personal, del autoengaño y las trampas que nos permiten convertir momentáneamente lo que somos en lo que queremos ser. Ambos son verdugos y víctimas a la vez. Todas sus decisiones afectarán a los personajes secundarios con los que se relacionan cada día y, por encima de todo, perturbarán sus propias vidas hasta que llegue el momento de decidir cómo acallar las conciencias que los acompañan inevitablemente cada segundo del juego.

Se cierra el telón. Aplaudo y pido que el autor salga a saludar para seguir aplaudiendo más fuerte. El tiempo se me ha pasado volando; apenas he respirado en el último acto. Se acaba la obra y sé que, vaya a donde vaya ahora, en mi cabeza seguirán retumbando los ecos del trozo de aparente realidad que acabo de ver representada. Falsa realidad, o quizá no tan falsa…

MISS_YOU: Venga ya, que la prota tiene Twitter? Eso lo tengo que ver…

LADY_MACBETH: Sí, yo la sigo. Es @Gaby_Draper 

MISS_YOU: Y el blog?


MISS_YOU: Gracias, bombón. Por cierto, una duda…  ¿quién es la tal Madame Bovary? 

LADY_MACBETH:  Uff… En serio, ¡tienes que leer más!

MISS_YOU: Bueno, bueno… Empezaré por Las vidas que inventamos 
LADY_MACBETH: No te arrepentirás...

MISS_YOU: Ya te contaré… 


martes, 23 de abril de 2013

Por arte de Birlibirloque



Últimamente ando siempre estresada. Las reseñas pendientes se me acumulan y sufro secretamente al ver crecer mi lista de libros por leer y de páginas por escribir. Hoy, Día del Libro, tenía pensado hacer una entrada especial para el blog que finalmente se quedará en el tintero de las ideas aplazadas, una más. Pasaba mi tarde cabizbaja, inmersa en la corrección de un libro que me trae de cabeza, cuando tomé la decisión más sabia de todas: escapar. Así que, dicho y hecho, apagué el ordenador, me colgué el bolso y me eché a las calles con el minutero del reloj clavándoseme en la conciencia. Mis pasos se dirigieron al número diecisiete de la sevillana calle Amor de Dios donde tenía una cita pendiente desde hace días: conocer la nueva librería de la ciudad.

Nada más entrar ocurrió el milagro que solo sucede en los verdaderos templos de bibliofilia: por arte de Birlibirloque olvidé todas mis preocupaciones y agobios mundanos al traspasar el umbral. Música ambiental agradable, espacio más que acogedor (con sofá y prensa literaria disponible) y estantes con libros de calidad. Os aviso de que en ella no encontraréis quizá las últimas novedades que acaparan las listas de los más vendidos (que no “de los más leídos”), pero eso es precisamente lo que más valoro de esta librería: el hecho de que apueste por los libros “raros”, quizá no tan comerciales por desgracia, pero que personalmente son los que más placer me producen al tenerlos entre las manos. 

Junto a las ediciones interesantes y la buena selección de títulos, la otra joya que destaca en este local es su librera: cercana y profesional, compañera filóloga, amante de la Literatura con  mayúsculas y valiente creadora de este proyecto librero que merece la mejor de las suertes.

Birlibirloque es una librería literaria que desde este mes de abril nos abre sus puertas en el centro de Sevilla a un nuevo espacio donde compartir nuestra pasión por el placer de las letras. Os animo a que la visitéis en algún momento; seguro que como yo encontraréis una razón para volver.

Mi visita ha sido breve pero productiva. Cuatro nuevos títulos engrosan mi biblioteca. Os presento mis auto-regalos en este Día del Libro:

- Aventuras subterráneas de Alicia (Con 37 ilustraciones del autor), de Lewis Carroll, Editorial Centellas. Es la primera versión de mi venerada Alicia en el país de las maravillas.

- Mendel el de los libros (Traducción de Berta Vías Madrid), de Stefan Zweig, Editorial Acantilado. Es la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en un café de Viena. Últimamente, desde que leí Carta de una desconocida me he obsesionado por este autor, queda pendiente que os lo cuente en una próxima entrada.

París era una fiesta (Traducción de Gabriel Ferrater), de Ernest Hemingway, Editorial Lumen. Publicada en 1964, es la obra más personal y reveladora de Hemingway. Descatalogada y prácticamente imposible de encontrar durante los últimos años, este interesante retrato del París de los felices veinte ha sido reeditado por Lumen a comienzos de este año. Confieso que pensaba comprar solo este; los demás han sido tentaciones inevitables. La carne del lector es débil.

- Aventuras de Pinocho. Historia de un muñeco de madera, de Carlo Collodi, en una preciosa edición de 2004 en Ediciones Espuela de Plata, con ilustraciones de Carlo Chiostri. Una de esas historias para niños que enriquecen también a lectores mayores.

Volví al trabajo con una sonrisa y cuatro tesoros más para mi colección de lecturas. Al final, a pesar de los pesares, este 23 de abril tuvo su sentido. ¡Larga vida a la magia librera de Birlibirloque!

http://www.librosbirlibirloque.com/


martes, 9 de abril de 2013

El reino de las Tres Lunas, de Fernando J. López


Los adultos y la buena literatura

Confieso, y lo hago con orgullo, que en ocasiones leo libros infantiles y juveniles. No soy de los que opinan que la literatura infantil o juvenil no existe o no tiene valor, que es poca cosa si la comparamos con la hecha para adultos. A veces, necesito esas lecturas cuando la rutina o el hastío me vencen. En ellas encuentro otra aura distinta a la que suele envolver a las páginas ordinarias. Quizá más ternura, más magia, quizá más posibilidades de libertad, más profundidad… sí, he dicho bien: más profundidad y hondura. Si no me creen pueden comprobarlo fácilmente: borren los prejuicios de su mente, libérense de sus esquemas de teorías literarias y tomen una de las obras clásicas que se han venido señalando en la Historia como clásicos infantiles. Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan, Viaje al centro de la Tierra, El Principito, Las crónicas de Narnia… cualquiera de ellas nos servirá. Elijan una y dedíquenle el tiempo necesario, sin prisa, degústenla. Puede que al final me acaben diciendo: “Es que esta obra no es para niños”. Y yo les contestaré: “No es ni para niños, ni para adultos, es simplemente buena literatura”. Les aseguro que en todas ellas he hallado frases cuyo sentido iba mucho más allá de una fantasía infantil.

En cierta ocasión afirmó Mario Vargas Llosa que escribir para niños y adolescentes era el oficio más difícil de un escritor. Estoy de acuerdo: escribir para esas singulares personas en construcción implica conectar con el niño o adolescente que una vez fuimos, e incluso exige no haber perdido del todo esa forma de sentir y ver el mundo. Solo así  el autor podrá ofrecerle a su precoz lector el material que este pueda sentir en plenitud como propio, sin que le resulte ajeno ni artificial. 

Como en todo género, habrá libros a los que no merezca la pena dedicar nuestro tiempo, pero los que valgan lo harán el doble: por una parte nos nutrirán como lectores adultos que somos y nos aportarán una dimensión distinta de la vida que quizá hayamos olvidado al crecer, por otra nos entretendrán conectando con el niño que un día se divertía sin grandes problemas.

Reseña de El reino de las Tres Lunas

Autor: Fernando J. López
Editorial Alfaguara Juvenil
2013
Para lectores desde 12 años
137 páginas










Hoy quiero hablaros del agradable viaje que ayer realicé de la mano de los personajes de Fernando J. López. El príncipe Malkiel y sus enigmáticas acompañantes de camino me llevaron por el Reino de las Tres Lunas en busca de la verdad y la justicia, mientras en palacio el malvado Alcestes -cuan personaje shakespeareano- manipulaba la voluntad del rey Olav, y los juglares prisioneros sufrían por el destino de Samir.
Aldo tenía razón: no eran gente vulgar, eran poetas, y eso los hacía diferentes. Por eso no vestían como los demás hombres, ni sentían como los demás hombres, por eso se creyeron distintos alguna vez, y por eso lloraron cuando nadie los miraba y eran mucho más jóvenes, porque se veían fuera de ese mundo que no acababan de entender (página 39). 

El adolescente lector de esta novela podrá identificarse fácilmente con el propio protagonista de la historia: Malkiel, que a punto de cumplir los dieciséis años y heredar el trono, solo siente, asfixiado por el control de su padre, deseos de escapar de palacio, traspasar las murallas de su mundo y buscar las respuestas a las incógnitas que atormentan su interior. Un príncipe rebelde que desobedece imposiciones reales y paternas para lograr hallar la pieza del puzle que le falta para completar su propia historia. 

Antes decía que habrá libros juveniles que no sirvan al adulto: sobre todo, serán aquellos que traten al receptor joven como inferior, creyendo limitadas sus capacidades intelectuales o comprensivas. En este caso, El reino de las Tres Lunas no peca en absoluto de condescendencia, pues deja abiertos muchos espacios para que la imaginación quien se acerque a su lectura complete lo que desee y plantea con madurez la existencia del lado oscuro de las sociedades.

Lo más destacable de la obra es su leitmotiv: la defensa de valores fundamentales para la formación de buenas personas. El tema principal puede decirse que es el poder de la Literatura (desterrada del Reino de las Tres Lunas, proscrita por la amenaza que la verdad contenida en los versos de los poetas supone para los malvados y ambiciosos como Alcestes). Pero más allá de una reivindicación de la función social de artes como la música o la poesía, encontramos en esta amena historia de aventuras la importancia de valores tales como la verdad, la justicia, la amistad, la libertad, la tolerancia y el compromiso de luchar juntos por el respeto de los mismos. Por todo ello, resulta una lectura muy edificante para nuestros adolescentes.

En cuanto a la prosa, es sencilla y fácil de leer, apta para lectores inexpertos. Es muy entretenida y mantiene un perfecto ritmo de principio a fin. La tensión narrativa no se pierde nunca. De hecho, podríamos decir que es una novela muy teatral: la acción se construye a partir del diálogo casi continuo entre los diversos personajes, en una sucesión de escenas en las que la intriga dramática va creciendo durante los veintidós capítulos breves que componen el libro. Los personajes están muy bien caracterizados y definidos personalmente en sus propios gestos y palabras. A los lectores más jóvenes no les costará empatizar con los protagonistas y reconstruir virtualmente la figuración de todos ellos.


Conclusión

Dice Fernando J. López que “escribir sirve para lanzar preguntas”. Estoy de acuerdo. Leer nos enfrenta con esas cuestiones que inquietan al papel. Todo niño al crecer lo hace agobiando con dudas constantes a sus mayores. Luego, convertido en adolescente, las incógnitas suelen atormentar su vulnerable y singular interior. Al fin, llegamos a adultos y osamos caer en la soberbia de pensar que ya conocemos todo cuanto debemos, que los cuentos para niños y jóvenes no tienen nada que aportarnos. Pero ¿quién está acabado, terminado? Todos somos personas en continua construcción. Todos deberíamos ser un poco adolescentes siempre, por nuestro propio bien. El reino de las Tres Lunas es un libro más que recomendable para adolescentes. Si tienen alguno cerca, harán bien en regalarle esta fantástica historia. Anímenlos –anímense- a dejarse interrogar.

domingo, 7 de abril de 2013

Fernando J.López sobre las tablas sevillanas de la librería Beta


Lo descubrí hace unos años con La edad de la ira, novela finalista del Premio Nadal 2010, una historia sobre esa guerra civil que todo humano experimenta en la adolescencia. Desde entonces he ido descubriendo que su autor Fernando J. López era mucho más que un joven novelista prometedor. Y es que, además de ser un encanto de persona, es un hiperactivo profesor de Secundaria, comprometido docente, autor de literatura juvenil, dramaturgo y director de teatro.

Hoy hemos tenido la suerte de que Fernando venga hasta Sevilla para presentarnos dos de sus últimas publicaciones y lo ha hecho en el mejor marco posible para este amante del teatro, sobre las tablas del antiguo Imperial hoy convertido en preciosa librería Beta en la céntrica calle Sierpes.

Las dos obras que han motivado la charla y el encuentro con los lectores han sido: 

El reino de las Tres Lunas
Editorial Alfaguara Juvenil
Para lectores desde 12 años
137 páginas

Sinopsis:
Malkiel está a punto de cumplir dieciséis años y lo único que desea es salir de palacio, ir más allá de la estrecha muralla y buscar respuestas al pasado. Pero el reino de las Tres Lunas ya no es un lugar apacible y seguro. El rey Olav ha cedido el poder al gran... inquisidor Alcestes, que gobierna con mano dura y ha prohibido la libertad de expresión y las artes. El futuro de todo el reino está en juego pero los juglares con su música y poesía intentarán impedir que la traición triunfe.

Las vidas que inventamos
Editorial Espasa Narrativa
280 páginas

Sinopsis:
A Gaby ya no le divierte su profesión. Ni su matrimonio. Ni sus amigas. Ni, mucho menos, la fidelidad. Pero se esfuerza en creer que no es así.
A Leo, su marido, tampoco le llena la vida familiar, pero sí le gusta la imagen de triunfador que se ha labrado a base de traiciones.
Su red de mentiras y autoengaños parece funcionar hasta que Gaby decide que ya no es suficiente y Leo comete un terrible error. Así, mientras ella busca en chats encuentros sexuales con desconocidos, él intentará que sus actos no salgan a la luz... al precio que sea.



Ambas están ya en mi biblioteca esperando que les llegue el turno de lectura. Apuesto, dado el grado de entusiasmo con el que salí de la presentación, a que no tendrán que aguardar mucho. En cuanto las digiera, os traeré como siempre mis impresiones.

Y por último, como adelanto de la actividad imparable de Fernando J.López, para el próximo mes de junio esperamos la publicación de La inmortalidad del cangrejo, una novela (Finalista del Premio Novela Río Manzanares y del Premio Novela Ciudad de Badajoz) que nos trae la historia de un chico de 23 años cuya vida se derrumba a la vez que las Torres Gemelas caen sobre la ciudad de New York en los fatídicos atentados del 11-S.

Pero, vayamos por partes, antes tengo programado un viaje muy especial al reino de las Tres Lunas y una larga conversación con Gaby y Leo... ¿Serán capaces de engañarme?



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